Empezando por los cimientos: ¿qué son y por qué son tan importantes en toda estructura?
Seguro que en más de una ocasión has escuchado decir a alguien que ‘toda casa ha de tener unos buenos cimientos’. Y no hay mayor verdad que esta afirmación, ya que sin unos buenos cimientos en la estructura de cualquier edificación las probabilidades de que este se caiga antes de ser incluso terminado son realmente altas.
¿Qué son los cimientos de una estructura?
Los cimientos no son otra cosa que las bases sobre las que se asentará un edificio. Son las estructuras que se apoyan sobre el terreno y transmiten la carga al mismo. Dado que la resistencia y la rigidez de todo (o casi todo) suelo son inferiores a las de la propia estructura, es importante que cualquier cimentación de calidad que se precie ocupe un volumen superior a la suma de las áreas de todos los soportes y muros de carga.
¿Para qué sirve?
Además de asegurar la distribución de cargas y fuerzas del edificio, toda cimentación ha de ser resistente. Si no, los movimientos telúricos, sismos u otros similares acabarán afectando a la estructura hasta tal punto que puede hacer peligrar que un edificio siga en pie.
De igual modo, como ya habréis podido observar, el terreno no es inmóvil, no es estático, se mueve, por lo que es crucial construir unos buenos cimientos que acompañen al movimiento general de la superficie. Igualmente cumple una función aislante, protegiendo al propio edificio de las características propias de la tierra; es decir, por ejemplo, las humedades y las aguas subterráneas.
Material de construcción
Como suele ser habitual, no todo vale para el cien por cien de las cosas. Lo mismo sucede a la hora de levantar cimientos. El material con el que se construyan no siempre será el mismo; dependerá, entre otras cosas, del tipo de cimentación escogida, del terreno, de las propias necesidades que tenga el diseño del edificio… Son muchas las variantes a tener en cuenta, de modo que estudiarlas a fondo y sopesar todas las posibilidades son, antes de empezar, los pasos previos para que la edificación no se convierta en un quebradero de cabeza durante y después de su construcción.